sábado, 2 de agosto de 2014

EDITORIAL (Número 577 - Julio, 2014)


Hay muchos ciudadanos que tienen la sensación de que a medida que nuestro país camina en democracia, surgen más casos de corrupción política, se abusa más de las mayorías sin tener en cuenta la opinión de las minorías, no se practica el consenso y solo vale lo que decide el partido que más votos ha conseguido en las urnas, de ahí que éste haga, como se suele decir “de su capa un sayo”,  y se cometan errores que perjudiquen a la ciudadanía, se malgaste y despilfarre el dinero público por no administrarlo y gestionarlo bien. En definitiva creemos que se hace mal uso del voto de confianza que los ciudadanos depositan en un partido político, considerando que con este voto se les da un cheque en blanco para que gobiernen a su antojo. Creemos haberlo dicho otras veces, entendemos que las mayorías no son buenas para gobernar en el sentido de practicar un buen gobierno. Son buenas, eso sí, para el partido que las tiene porque gobierna con mucha comodidad ya que lo que decide, como se dice, “va a misa”, y eso es lo que se hace sin tener en cuenta las razones de los demás. Nos parece muy acertada, por tanto, la modificación que se pretende introducir en la ley electoral, la del que el alcalde sea el de la lista más votada, y ello, como es lógico, hará que en muchos casos que ese partido no tenga mayoría en la Corporación Municipal correspondiente, de ahí que las decisiones y los asuntos que se aprueben tenga que ser consensuados y escuchadas todas las opiniones. En muchos casos, con esta reforma de la ley, se puede terminar con la prepotencia que actúan muchos alcaldes y partidos.
Volviendo al principio de esta editorial, nos produce tristeza, y también mal humor porqué no decirlo, presenciar in situ la mayoría de los plenos municipales de nuestro Ayuntamiento. Entendemos que con la aptitud que adoptan los miembros de la Corporación, con ese clima tan tenso con que afrontan las sesiones, con esa casi total ausencia de cordialidad y amabilidad con que se comportan, es imposible, pensamos, que se pueda trabajar con efectividad en bien de la comunidad. Parece inadmisible que personas que se supone están ahí para favorecer en lo más posible al pueblo que gobiernan, tengan que tener esos enfrentamientos dialécticos tan enconados. Eso no es bueno. Nos gustaría aclarar que algo parecido ocurre cuando, por televisión, vemos las sesiones del Congreso de los Diputados o del Parlamento Andaluz, por ejemplo, ya que esto no es exclusivo de nuestro Ayuntamiento. En pocos, creemos, hay buen entendimiento.
Muchos recordamos con nostalgia aquellos primeros años de la transición política, al menos en nuestro pueblo. Aquel buen talante democrático que existía por parte de todos los partidos presentes en la Corporación Municipal. Con sus lógicas diferencias en la forma de ver las cosas pero llegando, casi siempre, a un consenso con el que todos salían contentos, perdiendo algo algunos a favor de los otros y los otros a favor de algunos. Había y se respiraba amabilidad y cordialidad. Era otra cosa, daba gusto, decían los miembros de la Corporación de entonces, trabajar en el Ayuntamiento. Era una satisfacción verlos a todos salir de los plenos y compartir un rato de convivencia tomando unas copas. Eso pasó y desde aquí hacemos votos sinceros porque vuelva. Todos ganaríamos.
Decía Juan Manuel Moreno Bonilla, Presidente del PP de Andalucía en un artículo titulado “Regeneración democrática”, que los ciudadanos demandan un cambio en la forma de hacer política, y entendemos que lo decía porque hasta ellos mismos, los políticos, saben que no lo están haciendo bien y se hace necesario ya un cambio, como sea, para volver a esos primeros años de la transición, recuperar “el espíritu de la transición” como algunos lo llaman. Años de intenso trabajo por sacar adelante una criatura que nació temblorosa e incierta por los muchos años de dictadura que la precedieron y no era fácil consolidarla, por lo que los políticos de aquellos entonces no pensaban en otra cosa sino en que se hiciera mayor y pudiéramos disfrutar de ella todos los españoles, de ahí que todos llegaran a entenderse cada uno desde su punto de vista, que no aparecieran casos de corrupción en aquellos primeros años y que se respetaran unos a otros. Ojala vuelva esa forma de hacer política


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